sábado, 24 de diciembre de 2011

La Navidad en Palermo





La iconografía de la Natividad nos lleva a una de las grandes fiestas del año que culmina en el adviento ya que el nacimiento de Jesús significa la llegada del que para los cristianos sería El Salvador del mundo.
La fecha real de su nacimiento ha sido discutida por muchos eruditos y algunos de ellos incluso se han atrevido a fijarla en un año determinado, lo que queda claro es que (a pesar de las diversas opiniones), Jesús vino al mundo a traer la paz temporal y eterna y eligió, para nacer, una época de sosiego político y social.

El hecho de situarla el 25 de diciembre se relaciona con el sincretismo que habitualmente se produce en estos casos y el intento de situar los eventos significativos en fechas ya tradicionalmente utilizadas por culturas anteriores como el solsticio de invierno que es una de esas fechas de gran influencia en la humanidad.
en el evangelio de San Lucas se habla de hechos relacionados con el nacimiento y la infancia de Cristo; sin embargo encontramos más relatos sobre la Natividad en textos considerados apócrifos.Los más interesantes son: El Protoevangelio de Santiago, el Evangelio del Pseudo Mateo, el Libro de la infancia del Salvador y el Evangelio árabe de la infancia… textos en los que se inspiraron muchos de los artistas que acometieron la representación de la Natividad.
Los iconos bizantinos siguen un esquema de la representación del Nacimiento de Jesús, según la Iglesia Ortodoxa, reuniendo en un mismo icono narraciones del Evangelio y de los Apócrifos, como el ejemplo que he elegido de la Natividad de Palermo.



Frente a la iglesia de San Cataldo, en Piazza Bellini, La Martorana de Palermo es una de las más bellas edificaciones del arte normando del siglo XII en Italia.También se conoce como la iglesia de Santa Maria de Matorana

Fue fundada por el almirante Jorge de Antioquia en 1143,almirante de Roger II, siendo donada en ese mismo año a la orden de monjas benedictinas, creada por Eloisa Martorana.
Eloisa Martorana, una noble italiana, hizo construir un monasterio en Sicilia que tomó su nombre, en 1193. Las monjas del convento eran en su mayor parte de origen griego y se dedicaron a la elaboración de una masa de azúcar y almendras, que luego trasformaban en miniaturas que representaban frutas y animalitos. Después las pintaban con vivos colores compuestos a base de goma arábiga, pigmentos extraídos de rosas, azafrán y pistacho.

Tan famoso se hizo el mazapán y tanto trabajo daba a las monjas italianas, que en el año del Sínodo de Mazara de 1575 se prohibió, por decreto, dedicarse a tal labor, que evidentemente las distraía de las prácticas religiosas. Aún así las monjas buscaron los medios para esquivar la prohibición y seguir produciendo sus ricos mazapanes.

En el interior de la iglesia se conservan una serie de mosaicos con escenas de la vida de la Virgen, de elegante factura bizantina.

El episodio de la Natividad presenta la delicada escena de María, poniendo en el pesebre al Niño, envuelto en pañales.
Abajo, una mujer prueba la temperatura del agua para el baño del pequeño Jesús.